jueves, 24 de abril de 2008

EL PODER DEL AMBAR - LÁGRIMAS DE MIEL

Cálido, liviano, suave cuando lo acariciamos, aromático cuando lo calentamos, eléctrico cuando lo frotamos. Así es el ámbar, con sus tonalidades amarillentas, anaranjadas, marrones, rojas, azules, verdes o simplemente transparente, como el cristal. Por sus características eléctricas, por la fragancia que emite cuando se le calienta, por la sensación de calor que nos da cuando lo cogemos entre las manos, y por los pequeños animales aprisionados en su interior, el hombre lo ha utilizado desde hace siglos como elemento mágico y le ha otorgado grandes poderes curativos. No andaban muy descaminados nuestros antepasados pues el ámbar contiene ácido succínico utilizado todavía en la actualidad en medicina para curar diferentes dolencias. Algunos grupos indígenas lo utilizan hoy mezclado con miel, aceite y alcohol para curar los dolores musculares por medio de masajes o en forma de pomadas curativas para casi todas las enfermedades. Durante el siglo XIX en Europa podían encontrarse ungüentos de ámbar en las farmacias que se utilizaban para los mismos fines.

Todas estas propiedades curativas, aromáticas y eléctricas hicieron que el hombre primitivo lo convirtiese también en un poderoso amuleto al que le concedieron la facultad de curar enfermedades y de trasmitir poderes especiales a quien lo portaba. Todavía hoy goza de una gran reputación como protección contra las enfermedades y los problemas de salud en general. Dicen que revitaliza el organismo en general y el órgano del cuerpo sobre el que se coloque, en particular. Algunos consideran que para eliminar los dolores reumáticos no hay nada mejor que un brazalete de esta resina, y en forma de collar cura las enfermedades del tiroides y de las vías respiratorias, especialmente el asma. Se utiliza contra la mala suerte y como medio para atraer la buena suerte. La energía que desprende el ámbar puede librarnos de la brujería y el mal de ojo y está especialmente indicado para proteger a los niños contra los malos espíritus y aliviarles los dolores de la dentición. Los chinos de la antigüedad lo consideraban una piedra sagrada que contenía la esencia de la vida y los alquimistas egipcios le otorgaban un valor religioso y médico. Los aztecas lo denominaron "Apozonalli" y lo utilizaban como adorno igual que los mayas. En la Roma antigua se sentía tanta predilección por el ámbar que hasta establecieron rutas de comercio de este material que cruzaban Europa hasta el mar Báltico, una de las principales zonas de origen. Durante la prehistoria muchas mujeres se sentían atraídas por su belleza y posiblemente fueron ellas las primeras en utilizar el ámbar en forma de joyas.

Hoy, siguiendo la huella de nuestros antepasados, el ámbar se utiliza en la elaboración de joyas muy valiosas y en amuletos protectores. Con esta resina fosilizada del color de la miel se confeccionan todo tipo de colgantes, collares, aros, pendientes, anillos, etc., que gozan de una extraordinaria popularidad dentro del mundo esotérico. Todavía en nuestros días el ámbar se recomienda como sustancia protectora y curativa.

Cálido y liviano, suave cuando lo acariciamos, aromático cuando lo calentamos y eléctrico cuando lo frotamos, el ámbar debería acompañarnos siempre para aliviar y reconfortar nuestra vida con un toque mágico de esas lágrimas de templada miel.

4 comentarios:

Retazos de Glamour dijo...

YO QUIERO UNOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!
QUIERO UN AMBARRRRRRRRRRRRRRRRR!!!!
BUUUUUUUAAAAAAAAAAAA...BUAAAAAAAAA....
jijijiji....

Un besillo.

Marta

Kostas K. dijo...

El ámbar es una pasada: simpre me ha impresionado su color y que en él se encontraran toda clase de bichos.


besos ambarinos

Erotismo dijo...

eres toda una gemólogaaaaa!!!

no usas el color en tí? qué sorpresa, pensé en una * muy muy colorinchi

besos

Erotismo dijo...

primera noticia!!! no conocía sus propiedades... quiero quiero